Uno de los retos que tenía para este año era el de correr una carrera oficial de 10 kilómetros. Y por fin puedo decir que lo he conseguido. Bueno, realmente he corrido dos carreras de 10K en el último mes, pero una de ellas era un reto personal que tenía desde hace tiempo. Se trata de la carrera popular villa de Aranjuez, a la que llevo yendo de acompañante muchos años y este año, por fin me decidí a participar.
No puedo decir que fuera fácil porque corrí con dolor en el pie todo el tiempo, pero lo peor fue al terminar, que no podía andar. Es difícil de entender, sí, en la vida me hubiese imaginado eso de aficionarme a correr, y menos aún correr con dolor, pero en ese punto de locura estamos.
La carrera estuvo genial porque todo acompañó (hasta el dolor). El ambiente genial, como siempre. El tiempo buenísimo, siempre que hemos ido ha hecho muchísimo frío, pero esta vez hizo incluso demasiado sol al final, menos mal que me había echado protector solar. Además, hasta la familia se animó a acompañarnos. Por no hablar de los ánimos por parte de mi compañero de carrera, impagables.
Pero la mejor parte, sin duda, fue entrando a meta, y no sólo porque ya acabase la carrera, sino porque el príncipe A, que quería entrar corriendo conmigo, me cogió de la mano corriendo y me dijo que porqué habíamos tardado tanto. Se le hizo larga la espera al pobre, es lo que tiene estar en el pelotón de los lentos. ;)
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