viernes, 20 de noviembre de 2015

El hábito de leer

De pequeña leía un montón, recuerdo haberme leído un montón de veces un libro que me trajeron los Reyes Magos con la inestimable ayuda de mis tíos maternos. Era una recopilación de los cuentos de Andersen, que me encantaban. Pero cualquier cosa me valía, desde folletos de viajes o revistas del corazón a libros de ciencia, de los que no entendía una palabra.

Ahora leo muy poco en formato papel. Por una razón evidente, la falta de tiempo. Hasta el punto de que las revistas del National Geographic las leo con muchos meses de retraso. Por no hablar de los libros, que me duran un montón. Como para atreverse con uno de mil páginas. Aunque cuando veo un libro que me interesa lo compro, con la esperanza de leerlo algún día. Del libro electrónico mejor no hablamos porque no me gusta nada ese formato.

El hábito lector es muy importante adquirirlo de pequeño. Y qué difícil, por no decir imposible, es inculcarles a los niños este hábito. Vamos, que si no sale de ellos mismos el querer leer, obligarles puede hacer que terminen odiándolo. Considero que es un punto muy importante para adquirir el hábito lector es ver a los padres leer. Si tus padres leen, es probable que te pique la curiosidad y empieces a leer libros por tu cuenta, no sólo los que te mandan en el cole. Por eso es hay que buscar libros que a ellos les gusten, por muy tontos que nos puedan parecer. Después de esos seguro que irán otros. 

Y en esas de buscar nuevas lecturas estábamos, cuando me acordé de una estantería que aún tenía los libros de cuando mis hermanos pequeños iban al colegio. He dicho tenía porque ya nos los tiene, los cogí prestados por un tiempo. Ahora están adornando nuestra estantería, esperando su turno para ser leídos por la princesa Zeta y el príncipe A, que están ahora enfrascados en las aventuras de Gerónimo Stilton. Prometemos devolverlos a sus legítimos dueños, o a los hijos o hijas de éstos. ;)


No hay comentarios:

Publicar un comentario