viernes, 4 de noviembre de 2016

Port Aventura en Halloween

No pudimos coger peor fecha para acercarnos con los niños a Port Aventura que la festividad de Todos los Santos, ahora también conocida como Halloween. Sabíamos que iba a ir mucha gente por las fechas que eran, eso es cierto, se trataba de un puente escolar, hacía muy buen tiempo, el parque estaba ambientado en la fiesta de Halloween, pero aquello ya fue demasiado.

Y desde luego la gente no tiene la culpa, cada uno elige el momento que mejor le viene para poder acercarse. La culpa es de la propia empresa que gestiona el parque, que sabiendo lo que iba a ocurrir, ya que no es el primer año que pasa, dejó que la gente siguiera comprando entradas para el parque, a sabiendas de que no va a ofrecer los servicios que corresponden por la entrada que se paga, que precisamente no es barata. La pela es la pela al fin y al cabo. Yo considero esto una estafa en toda regla.

Y es que las colas eran interminables, más de 2 horas en las principales atracciones. Y en alguna, hasta 3 horas y media tuvo que esperar la gente. Me parece increíble que la gente pueda estar tanto tiempo esperando algo, que a la postre durará como mucho 1 minuto. Pero a ver qué haces, te has recorrido un montón de kilómetros con la familia para pasar un fin de semana genial y llegas y te encuentras esto. Supongo que no quieres perder más tiempo en reclamaciones, para las que por supuesto había también colas.

Incluso para los espectáculos, la gente se ponía a hacer cola más de una hora y media antes de que empezaran.

Menos mal que íbamos con la familia, así al menos la espera se hacía más amena. Y si no que se lo digan a los valientes que tuvieron que esperar más de dos horas para subir al Shambhala, la atracción estrella del parque, y eso que fueron nada más llegar. 

Los pequeños también tuvieron que esperar más de una hora para subir al Tami Tami, una pequeña montaña rusa. En esa cola tuvimos hasta un intento de colarse por parte de un padre con su hijo, imagino que por pura desesperación.


Pero no todo fue malo, los niños se lo pasaron en grande, parecía no importarles lo de de las colas. Es lo que tiene ir con los primos, que la diversión está asegurada. Incluso encontraron alguna atracción en la que no había cola y se volvían a subir en cuanto bajaban. También nos tocó el momento de darse cuenta de que eran demasiado altos para subir en una atracción o demasiados bajos, que de todo hubo.

Me da la impresión de que pasará mucho tiempo hasta que nos vuelven a engañar en este parque, quizás nos engañen en otros en menos tiempo. ;)


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