domingo, 28 de agosto de 2016

La Peña el Gredal

Hace exactamente un año celebramos mi cumpleaños cenando en lo alto de la Peña el Gredal, una gran piedra arenisca que está a algo más de un kilómetro de nuestro pueblo. Este año hemos vuelto a repetir, aunque ha sido unos días antes.

Si en aquella ocasión éramos cuatro los que elegimos el camino más difícil para acceder, en esta ocasión íbamos ocho locos cuesta arriba. Sé que algunos hubieran elegido el camino más fácil, pero eso no mola tanto.

Y de este modo, cargados con la comida y la bebida subimos como cabras por en medio del monte. Y tanto apuramos el tiempo que se hizo de noche apenas habíamos llegado a lo alto de la peña. Menos mal, porque la luna no había salido aún y no se veía mucho y es bastante peligroso caminar por ahí arriba incluso con luz.

Ahí pasamos un buen rato, entre risas y miedo por si venían vampiros, zombis o lobos con ojos rojos. Menos mal que nos habíamos llevado linternas, porque no se veía el acceso al camino de vuelta. Eso sí, la vuelta la hicimos por el camino, que no estamos tan locos.

La historia de esta peña no ha llegado muy clara a nuestra época, pero habla del Cid Campeador, de un pariente suyo llamado Alvar Fáñez y de una gran campana que se tocaba tirando de una gran cuerda desde el monte del castillo. Lo cierto es que el hueco para la campana se puede ver perfectamente esculpido en la piedra.

También se puede ver un gran hueco donde hay un nido en la actualidad y que ya existía en los tiempos en que mi abuelo materno era joven, ya que nos contaba que al ser el más pequeño, lo descolgaban desde arriba para coger los huevos del nido. Menudo hambre deberían pasar para arriesgarse de esa manera.

Y de esta forma se están volviendo a repetir la historia. Antes íbamos nosotros con nuestros amigos del pueblo y ahora volvemos de nuevo pero con nuestros hijos. La piedra sigue como si nada pasase y lo que le queda.

viernes, 26 de agosto de 2016

Manualidades de verano

Las tardes de verano dan mucho de sí para hacer manualidades. En esta ocasión, los materiales no nos han costado nada. La arena es cogida de la playa donde hemos estado, al igual que las conchas. El trozo de tela que hace de toalla lo ha encontrado la princesa Zeta en alguna caja donde guardo retales. Y la sombrilla creo que se la encontró tirada por la calle.


Y esto es lo que ha salido de su imaginación y que ahora está decorando la entrada de casa. Podríamos llamarlo arte efímero, en cuanto llegue el otoño habrá que cambiarlo. ;)




viernes, 19 de agosto de 2016

De concierto con Efecto Pasillo

Si hay un frase que se oye cuando vamos en coche, si no están viendo una película, es:

-Papá, pon Efecto Pasillo.

Tenemos un disco suyo desde hace unos 3 años y hasta están rayadas algunas canciones de las veces que lo hemos escuchado. Los gustos musicales de mis hijos son muy amplios, otras veces piden que les pongan Barricada.


El caso es que me entero de que el grupo en cuestión vienen a tocar a un pueblo cercano y encima gratis. Y allá que fuimos. Lo malo era que empezaba a las 12 de la noche, era un día de diario y no estábamos aún de vacaciones.


A pesar de que a alguno se le empezaban a cerrar los ojos, a pesar del ruido, y quería que lo cogiéramos en brazos, nos lo pasamos genial en el concierto. El grupo sonaba muy bien y fueron muy divertidos. Además, estábamos casi en primera fila.

Estamos deseando repetir la experiencia.




Aquí algunas canciones suyas:









viernes, 12 de agosto de 2016

Disfrutando del verano

Pues parece que ya toca disfrutar de las vacaciones. En nuestro caso es la segunda tanda. No sé si repartidas cunden más, lo cierto es que el verano está pasando muy rápido, estamos a un mes de empezar el cole. Mejor no pensarlo.

Pero sí vamos a pensar en que durante las próximas semanas vamos a hacer un  montón de cosas divertidas y a ver si nos da tiempo a descansar también.

¡Felices vacaciones!



viernes, 5 de agosto de 2016

El primer campamento

Hacía tiempo que la princesa Zeta venía diciendo que quería ir a un campamento, pero no de los urbanos, a los que tiene que ir cada verano, sino a los que te quedas a dormir. Y más cuando le conté que iba a tener que dormir con un montón de chicas más en una habitación muy grande. Como hasta no hace mucho, siempre ha estado rodeada de primos chicos, creo que pensaba que también iba a dormir con chicos.

Esta primavera, la madre de su mejor amiga y yo, echamos una solicitud para un campamento que se iba a realizar a una hora de donde vivimos. Con tan mala suerte que a su amiga no le tocó plaza. Por si acaso ella entonces no quería ir, le pregunté:

-¿Si a tu amiga no le dan plaza en el campamento, vas a querer ir igualmente?
-Claro mamá, ya me echaré allí alguna amiga.

No sé qué me sorprendió más, si el hecho de que no le importara irse sola la primera vez que iba a estar fuera de casa, o el hecho de que no le importara irse sin su amiga. 

Y allá que se fue ella sola, con su maleta, con un poco de nervios y con mucha ilusión. Y si lo bien que lo pasó se puede medir por lo sucia que estaba la ropa a su vuelta, puedo decir que se lo pasó en grande.


La experiencia ha sido fantástica para todos, incluido su hermano, que se ha portado estando solo mejor que nunca.

A la vuelta nos contó todas las cosas que hizo en el campamento y los problemas que tuvo que solventar ella sola. Pero lo que más nos gustó y nos tuvo riéndonos un rato fue una de las canciones que cantaban en el campamento. Creo que han cambiando un poco desde nuestra época.

Versión normal:
Viajar en tren es fenomenal.
Tiras de la cuerda, se para el tren.
Viene el revisor, un poco enfadado
y nos echará afuera del tren.

Versión pija:
Viajar en ave es chachi piruli.
Tiras del hilito, se para el ave.
Viene el azafato, un poco enhojado
y nos invitará afuera del ave.

Versión macarra:
Viajar en "parato" es lo más barato
Tiras de la soga, se para el "parato".
Viene el tío la gorra, mazo de enfadado
y nos pateará afuera del "parato".



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