viernes, 27 de octubre de 2017

Manualidades para Halloween

Estas son nuestras nuevas manualidades para Halloween, que ya están decorando nuestra casa, junto con todas las que coleccionamos de otros años.

Para hacer las arañas hemos necesitado los siguientes materiales:
  • Macetas muy pequeñas de plástico.
  • Ojos del tamaño que queramos.
  • Limpiapipas negros.
  • Pintura negra.
  • Brocha.
  • Silicona caliente para pegar os ojos y las patas.
Lo primero que hay que hacer es pintar de negro las macetas por dentro y por fuera. En principio las pintamos de témpera pero en una de ellas dimos una capa demasiado gorda y en cuanto se secó, empezó a caerse la pintura. Entonces  la pintamos con pintura negra en spray. 
Una vez seca la pintura, podemos pegar los ojos y las patas, que se harán cortando pequeños trozos de los limpiapipas negros. 


Para hacer las calabazas hemos necesitado lo siguiente:
  • Unos globos inflados según el tamaño que queramos de calabaza.
  • Lana de color naranja.
  • Limpiapipas verdes.
  • Cola blanca.
  • Pincel.
En primer lugar inflamos los globos y damos cola por toda la superficie (este paso lo probaremos con pegamento en barra la próxima vez).
A continuación vamos envolviendo la lana por todo el globo de manera irregular pero sin dejarnos grandes huecos vacíos. Cuando consideremos que hay suficiente lana volvemos a dar cola por toda la superficie del globo. 
Dejamos secar la cola hasta que la lana quede dura. Ojo porque aquí puede ser que el globo se desinfle y entonces no quede la forma de calabaza. Esto es exactamente lo que nos paso con uno de ellos.
Por último, colocamos los trozos de limpiapipas de color verde, simulando que son las hojas de las calabazas. 

viernes, 20 de octubre de 2017

Excursión a Segóbriga y Uclés

Hace un par de fines de semanas hicimos una excursión al "Parque arqueológico de Segóbriga", donde se ubica la antigua ciudad romana de Segóbriga y que tiene también un pequeño museo con las piezas que se han ido encontrando en las excavaciones.

La princesa Zeta y el príncipe A tuvieron la suerte de que hicieron la excursión con sus abuelos y dos de sus tías, que hacía mucho tiempo que no se veían entre ellos.

Hicimos una vista guiada que estuvo muy interesante y entretenida, a pesar del calor que hacía. Nos explicaron que por allí pasaron diferentes civilizaciones y nos enseñaron los distintos edificios que tenía la ciudad en su momento de máximo esplendor. A pesar de que la ciudad sigue enterrada en su mayor parte, pudimos ver el teatro, el anfiteatro, lo poco que queda del circo, el acueducto, las termas, las calles principales y el foro. Y es que la ciudad fue construida para explotar las minas de "lapis especularis" que había a su alrededor, ya que este mineral era muy valorado en la Antigua Roma, utilizándose como el cristal actual.




Durante la vista, el príncipe A descubrió que no le gustaba la "Romanidad", palabra de su cosecha y que resultó ser muy acertada para lo que estaba viendo. Yo descubrí la de veces que un niño de 8 años te puede pedir que le digas números para pasarlos a números romanos. Al parecer era justo lo que estaba dando en matemáticas esa semana y al menos me quedé contenta de lo bien que se lo sabía (mucho mejor que yo).

Durante la visita tuvimos la suerte de que algunas personas de la asociación cultural "Hispania Romana" estaban visitando también el parque e iban caracterizados con vestimentas y objetos de la época, lo cual fue un auténtico plus. 




Por la tarde nos dio tiempo a acercarnos al Monasterio de Uclés, que está muy cerca. Al monasterio también lo llaman "El Escorial de la Mancha", aunque igual exageran un poco. Se trata de un edificio bastante majestuoso, de distintos estilos y que ha tenido diversos moradores a lo largo de la historia, desde la Orden de Santiago hasta campamentos y celebraciones de bodas que se realizan en la actualidad. Con la entrada te dan una audioguía donde te explican toda la historia del monasterio.

Y esto es todo lo que se puede hacer en un día de excursión, además de comer en un restaurante cercano llamado "El Vasco", donde nos sirvieron estupendamente y la comida estaba buenísima.

viernes, 13 de octubre de 2017

Haciendo jabón casero

El pasado verano dio para mucho y pudimos hacer jabón casero, que llevaba mucho tiempo queriendo hacer. Cuando era pequeña recuerdo que en el pueblo se hacía este tipo de jabón, utilizando aceite usado y sosa cáustica, pero hacía tiempo que mi madre no lo hacía. E incluso guardaba el aceite usado para una vecina que lo hacía con mucha frecuencia. Qué mejor manera que esta de reutilizar el aceite que ya no nos sirve.

Como no teníamos ni la receta, mi madre tuvo que preguntarle a una amiga. Los ingredientes que utilizamos para la elaboración de nuestro jabón fueron:

  • 1 litro de aceite usado pero que no esté excesivamente sucio.
  • 345 ml. de agua.
  • 135 gr. de sosa caústica.
  • Esencia que nos guste (opcional).
  • Pétalos de flores (opcional).
Las cantidades indicadas son para un litro de aceite, así que se pueden calcular fácilmente las nuevas cantidades en el caso de tener más aceite. Nosotros utilizamos 3 litros de aceite usado.

Hay que tener en cuenta que la mezcla hay que hacerla en un lugar que esté muy ventilado, preferiblemente en la calle, ya que desprende muchos vapores y nos podríamos intoxicar. 

La elaboración es la siguiente:

  • Verter el agua en un recipiente de plástico lo suficientemente grande para que al remover no nos salpique el contenido. Añadir la sosa cáustica, removiendo para disolverla. Nos daremos cuenta enseguida de que se genera muchísimo calor. Hay que tener cuidado de no quemarnos y de que no nos salpique ninguna gota al batir, ya que es muy irritante.
  • Dejar enfriar unos 5 minutos y verter el aceite, removiendo continuamente durante al menos 15 minutos. Aquí se suponía que la mezcla debería espesar un poco, pero eso no ocurrió, supongo que por la temperatura ambiente, que era alta.
  • Echar la esencia que queramos. Yo tenía un botecito de 10 ml. de esencia de lavanda que compré en Dubrovnik precisamente pensando en utilizarlo cuando hiciéramos jabón. Como hicimos jabón dos veces, ya que la primera creíamos que había salido mal ya que tardaba en espesar, la segunda vez se me ocurrió echar pétalos de rosas que teníamos en el jardín.
  • Seguir removiendo la mezcla cada dos horas más o menos. Al final, aproximadamente a las 10 horas la mezcla empezó a espesar un poco. En ese momento hay que verterla en los moldes donde la dejaremos reposar. Los moldes consistían en una especie de tupper de plástico de modo que la mezlca tenía unos 8 cm de profundidad.
  • Cuando veamos que ya ha endurecido la mezcla, en nuestro caso fue a las 24 horas, cortamos en porciones según nuestro gusto. En este punto también podemos poner nuestra marca de fábrica, la princesa Z decidió poner precisamente la letra Z.
  • En el momento que la mezcla está bastante dura, no parezca aceitosa y no se nos quedan los dedos pegados, sacamos el contenido de los moldes y separamos las piezas para que se sequen, preferiblemente sobre un cartón. En nuestro caso fue pasados al menos 3 días.

Con la cantidad de esencia que le echamos para 3 litros de aceite  (10 ml. de esencia) sólo se notaba un poco el aroma a lavanda. La próxima vez añadiré más cantidad.

Y ahora viene lo mejor, estamos utilizando el jabón para lavar en la lavadora. Para ello sólo hay que rallarlo y echarlo directamente al tambor. Pero ojo porque la cantidad no debe ser muy grande, ya que hace muchísima espuma.

Este jabón también se puede utilizar para lavar heridas y cicatrices después de una operación.



viernes, 6 de octubre de 2017

Sushi casero

Tengo la suerte de que a la princesa Zeta le guste la comida japonesa tanto como a mí. Y tanto le gusta, que prefiere ir a un restaurante japonés antes de que a un sitio de comida rápida, sitio que seguramente elegirían otros niños de su edad. De hecho, ir al japonés es su primera elección cuando decidimos ir a comer fuera.

Hace un tiempo encontramos un restaurante donde lo hacen buenísimo y ya hemos ido unas cuantas veces. Y la verdad se que siempre que hemos llevado a alguien nuevo a este sitio, ha salido muy contento de lo bien que ha comido.

Pero cuando no podemos ir, nos conformamos con hacer los makis y los niguiris en casa, tal como nos enseñó en su momento a hacerlos la tía Raquel. Aunque en este tiempo, igual hemos variado un poco la técnica.

Los ingredientes que utilizamos son:

  • 500 gr. de arroz especial para sushi.
  • 10 hojas de alga nori.
  • 45 ml. de vinagre de arroz.
  • 1 cucharada de sal.
  • 1 cucharada de azúcar.
  • 150 gr. de salmón especial para sushi.
  • 150 gr. de atún especial para sushi.
  • 1 aguacate
  • 1 pepino.
  • 1 zanahoria grande.

Elaboración:

  • Ponemos a hervir el agua y cuando empiece a hervir echamos el arroz. Lo dejamos a fuego medio durante 15 minutos. Apagamos el fuego y lo dejamos tapado unos 5 minutos más reposando.
  • Cortamos el pescado y la verdura en tiras no muy finas, según el gusto.
  • Calentamos un poco el vinagre y disolvemos en él el azúcar y la sal.
  • Extendemos el arroz en una bandeja y vertemos la mezcla del vinagre. Vamos removiendo con una cuchara de madera para que a la vez que se enfría coja el sabor.
  • Extendemos una hoja de alga y ponemos arroz hasta más o menos la mitad, dejándonos un centímetro vacío al principio para poder enrollarla mejor. (Ver foto)
  • Ponemos encima del arroz y a lo ancho de la hoja las tiras de pescado y de verdura. Esto se hace al gusto. (Tenemos que mejorar la técnica para que nos quede el pescado y la verdura en el centro del maki).
  • Enrollamos la hoja empezando por la parte del arroz, donde nos hemos dejado un centímetro libre. Apretamos bien para que no se desmonte. Al llegar al final, para que se quede bien pegada, pasamos por el borde de la hoja el dedo mojado en agua.
  • Cortamos los rollos en las porciones que queramos utilizando un cuchillo de sierra. Nos suelen salir de 8 a 10 porciones por rollo.
Con las cantidades anteriores sale una muy buena cantidad de makis y hasta sobra arroz para hacer niguiris. Vamos, que podemos comer varios días, aunque cuanto más recientes más ricos están. Si se dejan en el frigorífico, es mejor sacarlos un rato antes de comer para que cojan temperatura ambiente, si están fríos no se aprecia tanto el sabor. 

Ah, y mojados un poco en salsa de soja, que no hay que bañarlos dentro, sólo se trata de realzar el sabor.