"Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer". Así, como el libro de David Foster Wallace se podría resumir mi experiencia en un crucero. Esto es al menos lo que pensaba hace 4 meses, que es cuando hicimos el crucero. Sin duda, cada uno trajimos una sensación distinta. Aunque ahora, con el tiempo, la sensación se va difuminando un poco.
El proyecto de vacaciones familiares de crucero comenzó como 8 meses antes del viaje, cuando fuimos a mirar itinerarios, precios y navieras. Si quieres que te salga el mejor precio posible hay que reservarlo con mucho tiempo de antelación. Aunque precio bueno no hay nunca, ya que un crucero es algo bastante caro.
Nuestro itinerario eran las islas griegas, pero debido a causas ajenas a nuestra voluntad, fue modificado una vez ya habíamos iniciado el itinerario. Esto hace que me plantee en un futuro este tipo de ocio vacacional y que mi sensación a la vuelta no fuera muy buena.
El proyecto de vacaciones familiares de crucero comenzó como 8 meses antes del viaje, cuando fuimos a mirar itinerarios, precios y navieras. Si quieres que te salga el mejor precio posible hay que reservarlo con mucho tiempo de antelación. Aunque precio bueno no hay nunca, ya que un crucero es algo bastante caro.
Nuestro itinerario eran las islas griegas, pero debido a causas ajenas a nuestra voluntad, fue modificado una vez ya habíamos iniciado el itinerario. Esto hace que me plantee en un futuro este tipo de ocio vacacional y que mi sensación a la vuelta no fuera muy buena.
En definitiva, no tengo aún muy claro si la experiencia mereció la pena pero aquí van, al menos, 51 cosas que hicimos en el crucero:
1.- Conocimos el puerto y el aeropuerto de Venecia, no así la ciudad. Para ser sinceros, yo estuve en Venecia hace la friolera de 30 años y hubiese merecido muchísimo la pena visitarla, pero no pudo ser por falta de tiempo.
2.- El primer día hicimos un montón de colas: para hacer el checkin del avión, para pasar el control, para embarcar, para recoger las maletas, para que nos asignaran autobús, para hacer el checkin antes de entrar al barco, para pasar el control del puerto y por fin, para pasar el control en el barco. ¡Un horror!
3.- Nos sorprendimos mucho al ver el tamaño del barco. Tenía una altura de 13 pisos.
4.- Y también nos sorprendió la elegancia del barco. "No es elegante, es lo siguiente", dijo el príncipe A.
5.- Los niños se hicieron socios del club infantil nada más llegar. Y lo aprovecharon a tope durante todo el crucero.
6.- Nos volvimos a sorprender por las dimensiones del pasillo donde estaban los camarotes. Era tan largo que daba hasta miedo.
7.- Las dimensiones no dejaban de sorprendernos. Esta vez por el tamaño del camarote que era muy recogidito. Seguro que en primera clase las cosas se ven de otra manera. No obstante, la habitación tenía todo lo necesario, y más teniendo en cuenta que solo estábamos para dormir. El segundo día descubrimos que tenía hasta un tendedero.
8.- Sentimos por primera vez ese movimiento que se produce cuando el barco zarpa. Pero nada que no fuese llevadero o hiciese falta tomar pastillas para le mareo.
10.- El barco resultó tener un capitán griego y una bandera panameña. La tripulación era de un montón de países.
11.- Hicimos un simulacro de evacuación, con chaleco salvavidas puesto y todo, que nos hizo sentir como si estuviésemos en el Titanic, pero con muchos más grados de calor. Todo el mundo parecía saber dónde ir.
12.- Nos dimos cuenta de las grandes posibilidades que nos daba nuestra tarjeta de "todo incluido" para asaltar el bar a cualquier hora.
13.- Durante la primera cena conocimos a nuestro camarero de referencia y a su ayudante, que eran de origen indio y fueron muy amables con nosotros durante todo el crucero.
14.- Repasamos al dedillo los programas que dejaban en el camarote cada noche para el día siguiente. No fuera a ser que nos perdiéramos algo muy interesante. En el programa también te sugerían el tipo vestimenta para la cena del día siguiente.
15.- Descubrimos el canal de la tele donde se proyectaba lo que se veía por la cámara de proa del barco. Ver este canal resultó ser el pasatiempo favorito de los niños cuando estábamos en el camarote.
16.- Yo como soy muy madrugadora y no me quería perder nada, vi a gente corriendo por cubierta a las 7 de la mañana.
17.- Atracamos en el puerto de la ciudad de Split. Una preciosa ciudad croata con mucha historia a sus espaldas. Hicimos una visita guiada muy interesante.
18.- Cambiamos euros por kunas, que es la moneda croata.
19.- Disfrutamos paseando por las bonitas calles de Split y viendo los puestos callejeros.
20.- El club infantil resultó ser un acierto. Fuimos a recogerlos el primer día por si se estaban aburriendo y no se quisieron venir. Al parecer, jugar con niños de otras nacionalidades les parecía mejor plan que estar con sus padres y abuelos.
21.- Acudimos a la cena "elegante" con ropa "casual". ¡Qué le vamos hacer!, en nuestro armario no abunda la ropa elegante. Menos mal que no éramos los únicos.
22.- Por supuesto, a la cena "blanca" no acudimos de blanco, aunque lo intentamos.
23.- Nos dimos cuenta de que hay gente profesional de los cruceros. Se les notaba por lo bien que iban vestidos para cada ocasión. No me imagino cómo serían sus maletas.
24.- Algunas cenas fueron espectaculares tirando a ridículas. Los camareros paseándose en fila con un montón de bandejas al son de la música. La gente con el brazo levantado y haciendo girar la servilleta.
25.- Hicimos manualidades con una monitora brasileña que nos hablaba en español. Y no recuerdo por qué pero terminé explicándole los pasos en inglés a una mujer británica. Al final la mujer consiguió terminar su manualidad.
26.- Nos trajimos una pequeña colección de bolas nieve con motivos típicos de las ciudades que visitamos.
27.- Nos cabreamos mucho cuando nos cambiaron el itinerario sobre la marcha. Según el capitán por el mal tiempo en al zona. Así que dejamos de ver Santorini y Mikonos, que para mí eran las joyas del viaje y el motivo de haber elegido ese crucero.
28.- Así que acabamos en Creta, la "isla más aburrida del Mediterráneo" según la princesa Zeta. Luego no resultó ser tan aburrida.
29.- En la isla griega de Creta visitamos Chania, donde llegamos a bordo de un autobús con los letreros en alemán.
30.- Visitamos el precioso puerto de Chania, su bonito faro veneciano y su mercado lleno de productos típicos, sobretodo jabones, especias, aceitunas y sus postres típicos como la baklava. Nos trajimos un poco de cada.
31.- En el puerto de Chania vimos una tortuga gigantesca nadando entre los barcos.
32.- Aprovechamos muy bien el buffet del desayuno, demasiado diría yo.
33.- El bar lo aprovecharon más unos que otros. Para mi gusto, demasiada azúcar en los cócteles sin alcohol.
34.- El príncipe A y la princesa Zeta daban cuenta de sus tarjetas personales para pedir helados. Alguna vez me invitaron. ;)
35.- El segundo día alguien perdió su tarjeta jugando y nos tuvieron que volver a hacer las 4 tarjetas, ya que estaban asociadas con la tarjeta de crédito. Cuando fuimos a pedir unas nuevas, vimos que no éramos los únicos, había un folio entero de gente a la que le había pasado lo mismo.
36.- Nos dimos cuentas de lo bien engranado que está todo en el barco, cada trabajador parecía estar exactamente donde debía para que la experiencia del crucero fuera la mejor posible.
37.- Cambiamos la hora un par de veces durante el crucero.
38.- Comprobamos la dificultad para encontrar una hamaca vacía en la piscina. Por cierto, las piscinas eran de agua salada.
39.- Visitamos Katakolon y la antigua ciudad de Olympia. Pasamos allí muchísimo calor y las chicharras hacían un ruido ensordecedor.
40.- Por casualidad vimos que cuando en el folleto diario ponía "embarcaremos el piloto que nos ayudará a maniobrar para entrar en el puerto" significaba que el piloto venía en una lancha que ponía "pilot" y que se acercaría para pegarse al barco de modo que el piloto subiese por una escalera. Creo que esa maniobra era mucho más peligrosa que la de entrar en un puerto pequeño.
41.- En el puerto de Dubrovnik vimos cómo atracaba el barco marcha atrás. El piloto que embarcó sabía lo que hacía.
42.- En Dubrovnik también pasamos un calor de muerte pero la visita mereció la pena. Nos quedamos con ganas de subir en el teleférico, pero pudimos pasear por sus bonitas calles.
43.- Atracamos en Ancona, visitamos el arco de Trajano y subimos hasta la Catedral de San Ciriaco. Menos mal que encontramos un ascensor porque está en todo lo alto de la ciudad.
44.- Un guardia de seguridad nos echó muy amablemente de la puerta de entrada al astillero, cuando los niños se sentaron a descansar.
45.- En Ancona llenamos nuestras botellas en la preciosa Fontana del Calamo, con sus 13 caños.
46.- Disfrutamos de los espectáculos nocturnos del crucero, divertidos y variados.
47.- Los niños se divirtieron en la discoteca infantil, incluso a la princesa Zeta le tocó un juego de animales por bailar bien.
48.- Al príncipe A le regalaron una equipación de fútbol de la selección croata.
49.- Disfrutamos de una puesta de sol espectacular en alta mar.
50.- Vimos la plaza de San Marcos de Venecia desde la cubierta del barco, que la hace aún más espectacular.
51.- Grabamos en la memoria un montón de recuerdos en familia que nunca olvidaremos.
1.- Conocimos el puerto y el aeropuerto de Venecia, no así la ciudad. Para ser sinceros, yo estuve en Venecia hace la friolera de 30 años y hubiese merecido muchísimo la pena visitarla, pero no pudo ser por falta de tiempo.
2.- El primer día hicimos un montón de colas: para hacer el checkin del avión, para pasar el control, para embarcar, para recoger las maletas, para que nos asignaran autobús, para hacer el checkin antes de entrar al barco, para pasar el control del puerto y por fin, para pasar el control en el barco. ¡Un horror!
3.- Nos sorprendimos mucho al ver el tamaño del barco. Tenía una altura de 13 pisos.
4.- Y también nos sorprendió la elegancia del barco. "No es elegante, es lo siguiente", dijo el príncipe A.
5.- Los niños se hicieron socios del club infantil nada más llegar. Y lo aprovecharon a tope durante todo el crucero.
6.- Nos volvimos a sorprender por las dimensiones del pasillo donde estaban los camarotes. Era tan largo que daba hasta miedo.
7.- Las dimensiones no dejaban de sorprendernos. Esta vez por el tamaño del camarote que era muy recogidito. Seguro que en primera clase las cosas se ven de otra manera. No obstante, la habitación tenía todo lo necesario, y más teniendo en cuenta que solo estábamos para dormir. El segundo día descubrimos que tenía hasta un tendedero.
8.- Sentimos por primera vez ese movimiento que se produce cuando el barco zarpa. Pero nada que no fuese llevadero o hiciese falta tomar pastillas para le mareo.
9.- Hicimos la rueda de reconocimiento de todas las cubiertas del barco y nos costó al principio orientarnos.
10.- El barco resultó tener un capitán griego y una bandera panameña. La tripulación era de un montón de países.
11.- Hicimos un simulacro de evacuación, con chaleco salvavidas puesto y todo, que nos hizo sentir como si estuviésemos en el Titanic, pero con muchos más grados de calor. Todo el mundo parecía saber dónde ir.
12.- Nos dimos cuenta de las grandes posibilidades que nos daba nuestra tarjeta de "todo incluido" para asaltar el bar a cualquier hora.
13.- Durante la primera cena conocimos a nuestro camarero de referencia y a su ayudante, que eran de origen indio y fueron muy amables con nosotros durante todo el crucero.
14.- Repasamos al dedillo los programas que dejaban en el camarote cada noche para el día siguiente. No fuera a ser que nos perdiéramos algo muy interesante. En el programa también te sugerían el tipo vestimenta para la cena del día siguiente.
15.- Descubrimos el canal de la tele donde se proyectaba lo que se veía por la cámara de proa del barco. Ver este canal resultó ser el pasatiempo favorito de los niños cuando estábamos en el camarote.
16.- Yo como soy muy madrugadora y no me quería perder nada, vi a gente corriendo por cubierta a las 7 de la mañana.
17.- Atracamos en el puerto de la ciudad de Split. Una preciosa ciudad croata con mucha historia a sus espaldas. Hicimos una visita guiada muy interesante.
18.- Cambiamos euros por kunas, que es la moneda croata.
19.- Disfrutamos paseando por las bonitas calles de Split y viendo los puestos callejeros.
20.- El club infantil resultó ser un acierto. Fuimos a recogerlos el primer día por si se estaban aburriendo y no se quisieron venir. Al parecer, jugar con niños de otras nacionalidades les parecía mejor plan que estar con sus padres y abuelos.
21.- Acudimos a la cena "elegante" con ropa "casual". ¡Qué le vamos hacer!, en nuestro armario no abunda la ropa elegante. Menos mal que no éramos los únicos.
22.- Por supuesto, a la cena "blanca" no acudimos de blanco, aunque lo intentamos.
23.- Nos dimos cuenta de que hay gente profesional de los cruceros. Se les notaba por lo bien que iban vestidos para cada ocasión. No me imagino cómo serían sus maletas.
24.- Algunas cenas fueron espectaculares tirando a ridículas. Los camareros paseándose en fila con un montón de bandejas al son de la música. La gente con el brazo levantado y haciendo girar la servilleta.
25.- Hicimos manualidades con una monitora brasileña que nos hablaba en español. Y no recuerdo por qué pero terminé explicándole los pasos en inglés a una mujer británica. Al final la mujer consiguió terminar su manualidad.
26.- Nos trajimos una pequeña colección de bolas nieve con motivos típicos de las ciudades que visitamos.
27.- Nos cabreamos mucho cuando nos cambiaron el itinerario sobre la marcha. Según el capitán por el mal tiempo en al zona. Así que dejamos de ver Santorini y Mikonos, que para mí eran las joyas del viaje y el motivo de haber elegido ese crucero.
28.- Así que acabamos en Creta, la "isla más aburrida del Mediterráneo" según la princesa Zeta. Luego no resultó ser tan aburrida.
29.- En la isla griega de Creta visitamos Chania, donde llegamos a bordo de un autobús con los letreros en alemán.
30.- Visitamos el precioso puerto de Chania, su bonito faro veneciano y su mercado lleno de productos típicos, sobretodo jabones, especias, aceitunas y sus postres típicos como la baklava. Nos trajimos un poco de cada.
31.- En el puerto de Chania vimos una tortuga gigantesca nadando entre los barcos.
32.- Aprovechamos muy bien el buffet del desayuno, demasiado diría yo.
33.- El bar lo aprovecharon más unos que otros. Para mi gusto, demasiada azúcar en los cócteles sin alcohol.
34.- El príncipe A y la princesa Zeta daban cuenta de sus tarjetas personales para pedir helados. Alguna vez me invitaron. ;)
35.- El segundo día alguien perdió su tarjeta jugando y nos tuvieron que volver a hacer las 4 tarjetas, ya que estaban asociadas con la tarjeta de crédito. Cuando fuimos a pedir unas nuevas, vimos que no éramos los únicos, había un folio entero de gente a la que le había pasado lo mismo.
36.- Nos dimos cuentas de lo bien engranado que está todo en el barco, cada trabajador parecía estar exactamente donde debía para que la experiencia del crucero fuera la mejor posible.
37.- Cambiamos la hora un par de veces durante el crucero.
38.- Comprobamos la dificultad para encontrar una hamaca vacía en la piscina. Por cierto, las piscinas eran de agua salada.
39.- Visitamos Katakolon y la antigua ciudad de Olympia. Pasamos allí muchísimo calor y las chicharras hacían un ruido ensordecedor.
40.- Por casualidad vimos que cuando en el folleto diario ponía "embarcaremos el piloto que nos ayudará a maniobrar para entrar en el puerto" significaba que el piloto venía en una lancha que ponía "pilot" y que se acercaría para pegarse al barco de modo que el piloto subiese por una escalera. Creo que esa maniobra era mucho más peligrosa que la de entrar en un puerto pequeño.
41.- En el puerto de Dubrovnik vimos cómo atracaba el barco marcha atrás. El piloto que embarcó sabía lo que hacía.
42.- En Dubrovnik también pasamos un calor de muerte pero la visita mereció la pena. Nos quedamos con ganas de subir en el teleférico, pero pudimos pasear por sus bonitas calles.
43.- Atracamos en Ancona, visitamos el arco de Trajano y subimos hasta la Catedral de San Ciriaco. Menos mal que encontramos un ascensor porque está en todo lo alto de la ciudad.
44.- Un guardia de seguridad nos echó muy amablemente de la puerta de entrada al astillero, cuando los niños se sentaron a descansar.
45.- En Ancona llenamos nuestras botellas en la preciosa Fontana del Calamo, con sus 13 caños.
46.- Disfrutamos de los espectáculos nocturnos del crucero, divertidos y variados.
47.- Los niños se divirtieron en la discoteca infantil, incluso a la princesa Zeta le tocó un juego de animales por bailar bien.
48.- Al príncipe A le regalaron una equipación de fútbol de la selección croata.
49.- Disfrutamos de una puesta de sol espectacular en alta mar.
50.- Vimos la plaza de San Marcos de Venecia desde la cubierta del barco, que la hace aún más espectacular.
51.- Grabamos en la memoria un montón de recuerdos en familia que nunca olvidaremos.
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