No hay plato más tradicional en mi pueblo y que siente mejor cuando hace frío que las gachas. En mi casa se vienen haciendo desde que tengo uso de razón. No se han dejado de hacer ni cuando estaba prohibida la venta y consumo de harina de almortas, que es el ingrediente principal de este plato.
Sobre la prohibición que hubo de la venta y consumo de harina de almortas he estado investigando un poco y resulta que data nada menos que de 1944. En aquella época de postguerra se descubrió que su consumo sostenido en el tiempo producía una enfermedad llamada "latirismo", que se caracterizaba porque producía parálisis en las piernas. Y claro, en algunas zonas de España, en esa época había poco más para comer. La situación actual es que la harina de almortas se puede comer porque la cantidad que se come, según la dieta que seguimos, no es un riesgo para la salud, ya que se consume de forma muy esporádica.
En mi pueblo, el comer gachas es una forma de socializar. Qué mejor forma de resolver los problemas del mundo, que juntarnos todos alrededor de una sartén de gachas. A veces, sentados alrededor de la sartén y otras, si nos hemos juntado muchos, de pie. Estando de pie te das cuenta enseguida de quien es nuevo en el grupo y no ha sido instruido todavía en la técnica de la "cucharada y pasó atrás", que no es otra cosa que coger una cucharada de gachas de la sartén y dejar hueco para que pueda coger el siguiente.
Muchas de las veces que nos reunimos entorno a este plato, alguien vuelve a contar la anécdota que tantas veces nos contó mi abuelo Marcelino. Resulta que cuando era joven se reunieron para comer alrededor de una sartén de gachas recién sacada de la lumbre. Al parecer, mi abuelo cató las gachas y le resultaron demasiado calientes, no así al resto de comensales, que con el hambre que tenían después de trabajar, dieron buena cuenta de ellas y mi abuelo por lo tanto se quedó sin comer. Para la siguiente vez ya estuvo más espabilado.
También es muy típico, cuando eres nuevo, que te hagan la broma de que cojas del fondo que están más frías, por eso de que están a la sombra.
También es muy típico, cuando eres nuevo, que te hagan la broma de que cojas del fondo que están más frías, por eso de que están a la sombra.
Pues aquí va la receta que solemos utilizar para hacer unas ricas gachas.
Ingredientes:
- Harina de almortas.
- Aceite de oliva virgen.
- Pimentón.
- Patatas.
- Chorizo.
- Jamón.
- Agua.
- Sal.
Elaboración:
- Se pelan las patatas y se cortan en láminas como si fuéramos a hacer una tortilla.
- Se echa abundante aceite en una sartén y se fríen las patatas. Se reservan para incorporarlas al final.
- Se parte el chorizo y el jamón en trozos no muy pequeños. Se fríen en el aceite donde hemos frito las patatas. Se reservan también para incorporarlos al final.
- Vemos el aceite que ha quedado porque para hacer las gachas tiene que haber bastante. Si no hay suficiente, se añade un poco. Una vez caliente se retira del fuego.
- Se echa en el aceite una cucharada de pimentón por cada 5-6 personas, dependiendo del color que queramos que tenga. Se sofríe un poco sin quemarlo.
- Se añade una cucharada de harina por persona. Se sofríe un poco sin quemarla.
- Se lleva de nuevo la sartén al fuego y se va añadiendo agua para disolver la harina y el pimentón. La cantidad de agua es un poco a ojo, la que admita.
- Añadir la sal. Aquí también es a ojo, pero se puede probar cuando haya empezado a hervir para corregir si hemos echado poca.
- Remover bien para que no se pegue hasta que empiece a hervir. Luego hay que continuar removiendo durante unos 20 minutos.
- Añadir el chorizo, el jamón y las patatas unos 5 minutos antes de quitar del fuego.
- La señal para retirarlas del fuego es cuando veamos que el aceite empieza a salir por encima de las gachas.
Y ahora a disfrutarlas, sin que nos pase lo que a mi abuelo. ;)
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