viernes, 23 de febrero de 2018

Qué hacer en el País Vasco (ii)

Continuamos con el viaje del verano pasado al País Vasco. Esta es la segunda parte del viaje, la primera parte del viaje no estuvo nada mal.

Día 5:

Este día tocaba visitar Vitoria, la capital del País Vasco. Intentamos aparcar en una zona donde no se pagase y que estuviese cerca de lo que queríamos visitar. Por eso nos dirigimos hacia la zona de la universidad y aparcamos por allí. En concreto, muy cerca del palacio Ajuria-Enea, que es la residencia del lehendakari vasco. Aquí presenciamos algo bastante curioso. Nosotros no teníamos previsto ver este palacio pero según íbamos dando un paseo, nos dimos cuenta del edificio del que se trataba. Estuvimos en la puerta unos minutos viéndolo y haciendo unas fotos y de repente se acercó un mensajero para llevar un paquete. Salió un ertzaina de una especie de garita que había cerca de la puerta y se dirigió hacia el mensajero. Le dijo que los paquetes se entregaban por otra puerta, y ante la pregunta del mensajero de cómo llegar a esa otra puerta, lo sorprendente es que el ertzaina le dijo que no tenía ni idea de cómo llegar  a la otra puerta. El mensajero se tuvo que ir con las mismas a buscarse la vida. Nos quedamos alucinando en colores.

Nosotros también nos fuimos de allí y nos dirigimos hacia la catedral de María Inmaculada Madre de la Iglesia, pasando por el parque de la Florida. Muy cerca de allí se encuentra la plaza de la Virgen Blanca y a continuación la plaza Mayor. Me pareció bastante curioso que tuvieran dos plazas, una al lado de la otra. A partir de aquí es donde arranca la zona conocida como "la almendra medieval", que recibe este nombre porque es la forma que adoptan sus calles. Se trata del casco histórico medieval de la ciudad. Dentro de este casco hstórico se encuentran algunos de los sitios más interesantes a visitar.


Uno de los lugares que nos pareció más interesante fue el museo Fournier de Naipes, situado en el palacio de Bendaña, que además es gratuito. Según nos dijeron, todos los museos que dependen de la diputación foral de Navarra son gratis. Es un museo interesantísimo acerca de la historia de los naipes y de esta famosa empresa española, la que fabrica las barajas de cartas con las que jugamos habitualmente. Otro museo que también visitamos fue el museo de Arqueología, que está justo al lado del museo anterior. Ambos museos se conocen como Bibat. Muy cerca de allí se encuentra la catedral de Santa María, que pensábamos visitar pero se encontraba de obras.

Una cosa curiosa sobre la ciudad de Vitoria es que hay mucha pendiente en algunas calles y han resuelto el problema mediante ascensores o escaleras mecánicas.

Para terminar la visita a la ciudad y como disfrute para los futboleros, fuimos a ver el estadio del Alavés C.F., el Mendizorroza.


Como aún quedaban horas de sol, se nos ocurrió sobre la marcha hacer unos pocos kilómetros más e ir hasta Guernica, que se nos había quedado pendiente el día anterior. Como no teníamos prevista la visita este día, llegamos casi cuando estaban cerrando. Pero con el tiempo justo para pasar a la Casa de Juntas y ver el emblemático roble o mejor dicho, uno de sus descendientes. Tanto el árbol como la Casa de Juntas son símbolos de la historia del pueblo vasco. Este municipio, que realmente se llama Guernica-Luno, fue bombardeado y casi totalmente destruido durante la guerra civil. Por todo el pueblo hay edificios reconstruidos y que quedan como vestigios de lo que allí pasó. Lo que ocurrió allí es un claro ejemplo de la destrucción que causan las guerras sobre la población civil, tal como Picasso plasmó en su famoso cuadro El Guernica.




Día 6:

Nuestra primera parada del día era la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en el municipio de Bermeo. La mala suerte nos hizo elegir justo el día en el que celebraban una fiesta para despedir el verano y no dejaban pasar coches de turistas al parking que hay cerca. Tuvimos que aparcar bastante lejos de la ermita, junto con muchísimos coches más, utilizando el arcén de la carretera. La verdad es que no me gustó mucho la idea, pero ya que estábamos allí, no podíamos hacer otra cosa, no nos íbamos a ir sin visitarla. Supongo que tanta publicidad por la famosa serie "Juego de Tronos" ha hecho que vaya tanta gente que quiera visitarla. Una vez aparcado el coche tocaba la caminata hasta la ermita, con suelo de barro en algunos tramos, asfalto en otros tramos y piedras resbaladizas en el resto. Parece que está dando la impresión de que no disfuté mucho de la excursión, pues así fue. Tengo que decir que las vistas a la ermita, con esa escalinata en zigzag y el mar alrededor resulta espectacular de ver. Pero no sé realmente si volvería a subir los teóricos 241 escalones hasta llegar a la ermita. Los niños contaron los escalones a la ida y a la vuelta y a cada uno le salía un número distinto. Desde la ermita también hay unas bonitas vistas de la subida. Una vez allí arriba la tradición dice que hay que tocar la campana tres veces, según me corrigió una mujer que estaba viendo cómo yo tocaba solo una vez. También puedes comprar algún recuerdo de la ermita y hacer una foto de la misma por el módico precio de 1 euro, ahí es nada el negocio.
A la vuelta de nuevo hacia el coche, pasamos por la zona donde tenían los puestos de feria con cosas típicas  de la zona y compramos, cómo no, algunos dulces.


La parte final de la mañana la habíamos dejado para ir a visitar el bosque de Oma. Para llegar hasta el bosque pintado hay un recorrido circular de unos 7 kilómetros de un paisaje verde maravilloso. El bosque estaría más o menos en la mitad del recorrido. Se puede dejar el coche aparcado al inicio del mismo. A nosotros nos costó algo más de 2 horas en total, contando que hay muchos tramos cuesta arriba y que nos sentamos a comer un bocata. En este bosque, sobre los árboles, es donde plasmó su obra Agustín Ibarrola. Hay una serie de flechas en el suelo que te indican la posición en la que te debes colocarte para cada obra pintada sobre los árboles.

Por la tarde teníamos una cita en Deva, para una excursión que nos habían regalado en compensación por el problema que tuvimos en la excursión en barco que habíamos reservado para unos días antes. Esta excursión fue a pie hasta la playa de Santiago, donde nos explicaron cosas interesantes acerca de la formación del flysch. Al final de la excursión, ya que estábamos en la playa y aunque ya se estaban yendo los socorristas, algunos valientes se atrevieron a desafiar las frías aguas del mar Cantábrico y despojándose de su ropa se fueron a bañar. Vale, sí, otra vez me quedé sin bañarme en el Cantábrico, pero alguien tenía que quedarse haciendo las fotos y guardando la ropa.



Día 7:


Ya que estábamos en esta zona del norte de España no podíamos dejar de acercarnos a Pamplona. En esta ocasión sí que dejamos el coche en un parking que nos pareció que estaba bien situado, en la plaza del Baluarte. Desde allí nos dirigimos a la plaza del Castillo que está justo en el centro. Nosotros lo que queríamos era hacer el mismo recorrido que hacen los toros en los encierros de San Fermín (somos muy originales), pero hasta llegar a los corrales fuimos por otras calles, para no hacer el recorrido inverso.

El primer sitio que visitamos fue la catedral de Santa María la Real. Esta vez sí que entramos. Bueno, tres de nosotros entramos a visitar la catedral y también a ver una exposición que había sobre el origen de occidente. La exposición resultó interesante, creo que estaba muy bien ambientada, con recursos bastante originales. Como curiosidad, al comprar las entradas para la catedral, había una comparativa de precios de algunas catedrales de España, resultando la más cara la catedral de Toledo.

Después nos dirigimos hacia el Portal de Francia, en la muralla que rodea la parte norte de la ciudad. Muy cerca de allí es donde se encuentran los corrales donde encierran los toros para los encierros, aunque el resto del año se usa como aparcamiento. Desde los corrales hasta la plaza de toros hay paneles informativos sobre el recorrido.

La primera parada del recorrido fue la hornacina de San Fermín, figura a la que le cantan los mozos justo antes de que suelten los toros en cada encierro. Esta figura se encuentra en la cuesta de Santo Domingo. Seguimos caminando y enseguida se llega a la plaza del Ayuntamiento, que impresiona por su pequeño tamaño, sobretodo porque la hemos visto en la tele tantas veces repleta de gente al inicio de las fiestas que se supondría más grande. Esta plaza me gustó mucho. A la izquierda sale la calle Mercaderes y un poco más adelante a la derecha, la calle Estafeta, que lleva directamente hasta la plaza de toros.

Nosotros hicimos algunas paradas técnicas en la calle Estafeta para comprar algunos recuerdos, intentar levantar alguna que otra piedra y tomar algún que otro pintxo.

Terminamos por fin tomándonos un café en un banco al lado de la plaza de toros, mientras los niños jugaban en el parque infantil. A por el café alguien tuvo que ir dos veces, después de que los primeros cafés terminaran en el suelo. ;)

De vuelta al coche, pasamos por el monumento al Encierro, que se encuentra muy cerca de la plaza de toros. Se trata de una escultura de grandes dimensiones que representa a los mozos durante el encierro corriendo entre los toros.



Día 8:

Este fue el día de vuelta a casa pero queríamos aprovechar para ir a ver el edificio de la bodega marqués de Riscal en el municipio de Elciego (Álava). Nos dimos cuenta de que el edificio es mejor verlo desde lejos porque desde cerca no se aprecia en toda su dimensión y además no se puede entrar si no es con una visita guiada. Al ir con niños no nos apetecía mucho hacer esta visita guiada, así que compramos algunas botellas de vino y nos fuimos.

La siguiente parada era Soria, que nos pillaba más o menos de paso. Creo que si no hubiese sido así nunca hubiéramos pensado en ir a esa ciudad, desgraciadamente. La ciudad es bastante pequeña y el centro se puede recorrer facilmente. Primero visitamos la ermita de San Saturio, que está unos pocos kilómetros de la ciudad y luego callejeamos un poco. Al tratarse de un domingo las tiendas no estaban abiertas pero parecía que había cierto ambiente en los restaurantes al aire libre de la plaza Mayor y se veían algunas excursiones. Vimos la concatedral de San Pedro, el palacio de los condes de Gómara y alguna que otra pintura callejera.




Y esto es todo lo que dieron de sí los 8 días de viaje por el norte. Sin duda, con muchas ganas de repetir.

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