viernes, 16 de marzo de 2018

Qué hacer en Albacete: Liétor, Ayna y nacimiento del río Mundo

No hay nada mejor que hacer un viaje en familia, sobretodo si se trata de viajar con los primos. Por eso aprovechamos el puente de diciembre para ir a visitar algunos pueblos bonitos del sur de Albacete, en la Sierra del Segura. Creo que la provincia de Albacete es aún bastante desconocida en cuanto a turismo pero la verdad es que tiene pueblos preciosos.

El primer día fue un poco de toma de contacto con el pueblo donde nos alojábamos, Lietor. La casa donde nos alojamos estaba muy cerca de la plaza Mayor y en la parte más antigua del pueblo, donde las calles son tan estrechas que hay coches que no caben. Era un casa antigua pero restaurada, distribuida en varias plantas. Aunque la primera noche pasamos bastante frío, luego la cosa fue mejorando.

El día que llegamos, decidimos ir a comer a uno de los restaurantes del pueblo que tenía bastantes buenas críticas. Era tarde y como éramos 8, nos dijeron que tendríamos que esperar una media hora. Pues eso hicimos, esperar casi 45 minutos con los niños en la calle para que no molestasen demasiado. Pero lo suficientemente cerca para estar al tanto de si nos llamaban para entrar, ya que había una cristalera y veíamos perfectamente a las camareras y ellas a nosotras. Después de estar esos 45 minutos esperando, vemos como están recogiendo una mesa grande mientras que por la puerta entraba un grupo igual de numeroso que el nuestro. Los del grupo iban diciendo entre ellos que igual no tenían mesa para ellos pero que cerveza seguro que sí. Pues resulta que una de las camareras, con la que ya habíamos hablado antes, ante su pregunta de si hay mesa, les dice que se sienten. Nosotros entramos en ese momento a ver qué estaba ocurriendo y nos dice uno del grupo, con la confirmación de la camarera, que ellos tenían reserva. Nuestra cara fue un poema al ver la hora que era y lo que nos acababan de hacer. Yo en estos casos siempre opto por irme del sitio donde no quieren que esté. Así que eso hicimos, nos fuimos a la casa a dar de comer a los hambrientos y a estrenar la tan deseada barbacoa. Había pensado no decir el sitio, pero lo voy a hacer, no digo que trate así a todos los clientes, de hecho tiene buenas críticas, solo digo lo que nos pasó a nosotros. El sito se llama Posada Maruja. 



El día siguiente lo dedicamos a visitar el Nacimiento del Río Mundo, cerca de la localidad de Riopar. Dado que en el aparcamiento que está justo en el nacimiento hay un número limitado de plazas y era un día con muchos visitantes, decidimos aparcar en el aparcamiento que hay en el alto del Arenal e ir andando desde allí, en lugar de esperar el acceso en coche. Este aparcamiento está a unos 4 kilómetros del nacimiento.

Vimos que había gente que iba andando por el arcén desde el aparcamiento hasta la coger la carretera que lleva al nacimiento. Ese arcén es casi inexistente y además tiene un quitamiedos muy pegado. Lo mejor es ir justo por el otro lado del quitamiedos, por la parte baja del talud. Totalmente recomendable si vas con niños, tanto por el peligro que se evita y por lo bien que se lo pasan caminando entre los árboles. Y en esta ocasión además había nieve, valor añadido sin duda.

El resto del camino es por carretera, en la que te encuentras coches de vez en cuando, que son los que van o vuelven del aparcamiento que hay en el nacimiento.

El recorrido se hizo  muy ameno y los niños se lo pasaron genial. Dentro ya del propio nacimiento, había partes en las que estaba todo helado y otras un poco mejor. Caía poca agua pero aún así es un sitio muy bonito de ver. A pesar de estar todos ya algo cansados, también subimos al segundo mirador. Y otra vez de vuelta al coche, cargaditos de leña que nos íbamos encontrando por el camino. Preveíamos una noche fresca, que luego no lo fue tanto.



El tercer día nos acercamos a visitar Ayna, un pueblo realmente precioso por la ubicación en la que está. Yo había estado hacía unos cuantos años, con las compañeras de la universidad y me pareció un sitio precioso a la par que da un poco de miedo a personas con vértigo como yo.

Hicimos una parada en el mirador del Diablo, que está antes de llegar al pueblo y tiene unas vistas espectaculares del mismo. Otra parada obligatoria es en el mirador del Sidecar de la Rodea Grande, donde se encuentra una réplica del sidecar de la película "Amanece que no es poco". Y por supuesto, nos hicimos una foto subidos al sidecar.

Para comer habíamos reservado en un sitio donde sabíamos que había comidas típicas de Albacete, de esas contundentes de cuchara. Pero nuestro gozo en un pozo cuando nos dicen que sólo había carne a la parrilla. Y precisamente de eso ya veníamos llenos porque estábamos sacando bastante rendimiento a la barbacoa de la casa donde nos alojábamos.

Por la tarde hicimos una visita guiada por el pueblo donde nos contaron cosas muy interesantes como los encuentros "amanecistas" que hacen anualmente los fans de la famosa película. O que hay casas que al estar construidas en la roca, tienen habitaciones con una temperatura bajísima incluso en verano. También visitamos el museo etnológico, el castillo y la iglesia.

Cuando ya estaba casi anocheciendo, nos fuimos por nuestra cuenta hasta la parte baja del río para ver más sitios donde se había rodado la famosa película. Como no calculamos bien el tiempo, llegamos cuando ya había anochecido.

De esta excursión a Ayna también nos fuimos cargados de suspiros, que son los dulces típicos de la zona.



La mañana del último día la dedicamos a hacer una ruta guiada por Liétor. El pueblo está colgado en lo alto del valle del río Mundo y ya es bonito por esto, pero también tiene muchos sitios que visitar. Por ejemplo la ermita de Belén, la fuente del Pilar, la iglesia de Santiago donde también hay un pequeño museo y el convento de las Carmelitas, donde se pueden ver unos cuerpos momificados accediendo debajo del altar. También es muy curioso de ver el antiguo lavadero el Ramblón, habilitado como sala de exposiciones.

También tiene mucho encanto caminar por las estrechas callejuelas de trazado árabe y asomarse a los impresionantes miradores sobre el río Mundo.

Por la tarde hicimos otra ruta a nuestro aire, bajando hasta el río por la calle donde está el teatro auditorio y subiendo por la presa "Bermeja". El trayecto no fue mal, los niños estuvieron fabricando barcos con materiales vegetales que se encontraron por el camino y que luego echaron al agua, con resultados dispares. Pero la subida de nuevo hacia el pueblo se hizo bastante dura, además ya era de noche.

Con todo, el viaje fue estupendo y sin duda lo repetiría de nuevo, a ser posible cuando los días sean un poco más largos.

1 comentario:

  1. Albacete es una ciudad encantadora con un impresionante patrimonio histórico y cultural.

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