Desde que la princesa Zeta vio un programa de Masterchef que se grababa en Los Jameos del Agua, empezó a decir que ella quería ir a Lanzarote. Yo creo que se pensaba que estaba aquí al ladito de casa. Y así has estado estos dos últimos años.
Y como nos encantan las islas Canarias y los canarios, que tienen el acento más bonito de España, empezamos a buscar información sobre la isla pero no conseguíamos que nos cuadraran las fechas. Pero resulta que vimos una oferta que no podíamos rechazar, cuadraban las fechas y cuadraba el precio, así que nos lanzamos. Ya fue a la mañana siguiente cuando me dí cuenta de que me había equivocado al elegir las fechas (menuda cabeza) y sólo se podían cambiar con una penalización del doble del precio que habíamos pagado, por lo que seguimos adelante.
Fue un viaje corto, solo tres noches en la isla, pero nos dio tiempo a visitar todo lo que habíamos planeado e incluso más.
Día 1
Era un sábado y llegamos al aeropuerto de Arrecife sobre las 14:30 horas, estuvimos esperando en Madrid media hora para poder despegar porque el espacio aéreo del aeropuerto destino estaba sobrecargado. Luego, ya en la isla, nos daríamos cuenta de la cantidad de aviones que aterrizan y despegan en el aeropuerto de Arrecife.
Nada más llegar, fuimos al parking a recoger el coche que habíamos alquilado con la empresa Plus Car, que resultó ser un acierto. Yo no las tenía todas conmigo porque en un viaje a Tenerife tuvimos problemas con otra compañía. El coche era casi nuevo, tamaño familiar y a los niños les encantó, les parecía más chulo que el nuestro. La empresa no sé si quedaría tan contenta como ellos, después de las migas y el barro que les dejamos de recuerdo. ;)
El hotel estaba muy cerca del aeropuerto así que nos dio tiempo a llegar, comer y prepararnos para irnos de ruta.
Esa misma tarde ya conseguimos visitar algunas cosas.
Fundación César Manrique.
César Manrique fue un artista de Lanzarote que además de a las artes plásticas se dedicó a la conservación del medio ambiente. La mayor parte de los lugares de interés de la isla han sido diseñados por él.
La fundación se encuentra en la localidad de Tahíche y se dedica a estudiar y difundir la obra del artista. Fue su casa-estudio durante un tiempo.
El edificio está levantado, o más bien inmerso, en una colada de lava con cinco burbujas volcánicas que han sido aprovechadas para hacer distintas habitaciones. Es impresionante ver cómo el ser humano se ha aprovechado de la creación de la naturaleza.
Al sacar la entrada, se puede sacar una combinada para visitar también la Casa-Museo del artista, en Haría. Nosotros solo visitamos la fundación.
Cuando terminamos la visita se puso a llover, algo muy inusual en la isla.
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Fundación César Manrique |
Museo y monumento del campesino.
Muy cerca del anterior se encuentra el Museo del Campesino, en la localidad de Mozaga. El museo fue construido para dar a conocer el duro trabajo de los campesinos lanzaroteños. Nosotros no pasamos porque ya estaba cerrado, casi todos los sitios de interés cierran a las 6 de la tarde o incluso un poco antes.
Fuera del museo está se encuentra una escultura llamada "Fecundidad", creada por César Manrique a partir de depósitos de agua de barcos.
La Geria.
Si seguimos desde Mozaga hasta Yaiza, pasamos por una zona con una paisaje muy singular llamada La Geria. Se trata de una zona de producción de vino con múltiples bodegas y en la que las vides están plantadas en una especie de huecos hechos en el lapilli, que son pequeños fragmentos de lava. Alrededor de los huecos también han construido unos pequeños muros de piedra para proteger las vides del viento.
Al ver el paisaje te das cuenta del durísimo trabajo que tuvo que ser sacar adelante este tipo de cultivo en la isla.
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La Geria |
Playa Blanca.
Como aún era pronto para volver al hotel, seguimos hasta Playa Blanca, que es la zona de más turismo de playa. Cuando llegamos ya era de noche y no fuimos a ver la playa, nos acercamos a ver el Faro Pechiguera. En realidad hay dos faros, el nuevo y el antiguo, que está considerado bien de interés cultural.
Día 2
Cuando vas de viaje hay que aprovechar bien el tiempo así que nos levantamos pronto y después de desayunar, que es la parte que más nos gusta de estar en un hotel, nos fuimos de nuevo de ruta.
Jardín de Cactus.
El primer sitio a visitar era el Jardín de Cactus, en la localidad de Guatiza. Llegamos y aunque eran ya las 10:00, hora a la que abrían y había gente en la puerta, todavía no habían abierto.
Al sacar la entrada para el Jardín de Cactus, compramos un bono para visitar varios sitios. Merece totalmente la pena tener en cuenta estos bonos si vas a visitar varios de esos lugares de interés.
El jardín está ubicado en una antigua cantera de donde los campesinos extraían arena volcánica para cubrir sus cultivos y así retener la poca humedad.
Llama la atención la gran variedad de plantas y el tamaño de algunas de ellas. Es un sitio muy peculiar y que nos encantó.
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Jardín de Cactus |
Jameos del Agua.
Bastante cerca del anterior se encuentran los Jameos del Agua. El paisaje exterior tiene la figura de protección medioambiental de "Monumento Natural del Malpaís de la Corona" y tiene una vegetación bastante característica.
Cuando el volcán La Corona erupcionó, hace casi dos siglos, se formó un túnel por donde discurría la lava, quedando hueco tras solidificarse la parte exterior. El jameo surge cuando uno de estos túneles se abre hacia la superficie.
Los Jameos del Agua forman parte del mismo túnel volcánico que la Cueva de los Verdes, que es donde fuimos después, y se sitúan en la parte más cercana a la costa.
En su interior hay un lago en el que se filtra el agua marina, ya que está por debajo del nivel del mar. Al bajar al lago, te encuentras carteles que indican que no se deben tirar monedas al lago (manda narices que te tengan que decir eso), ya que allí vive una especie endémica de cangrejos ciegos. Según caminábamos por el borde del lago nos llamaba mucho la atención algo que había por todo el fondo y que por el brillo parecían monedas. Después de decir que mira que la gente es incívica, etc, etc, nos dimos cuenta de que en realidad, eso que brillaba, eran los propios cangrejos, que eran blancos.
En la parte exterior también tiene una espectacular piscina blanca con el agua muy azul y un auditorio construido en la roca volcánica.
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Los Jameos del Agua |
La Cueva de los Verdes.
A menos de dos kilómetros del anterior se encuentra la Cueva de los Verdes, llamada así por los antiguos habitantes de la cueva. En otras épocas, fue refugio para los habitantes de la zona cuando había ataques piratas.
De la cueva se recorren unos 2 kilómetros y la visita es guiada. Se hace muy amena por parte del guía, quien nos contó, entre otras cosas, que en la parte interior de la cueva, que no es visitable, hay distintos equipos de medición de la actividad sísmica de la zona.
La cueva es espectacular y tiene varios niveles. En algunas zonas notas corrientes de aire muy fuertes, pero desde luego, visitar esta cueva no está indicado en absoluto para personas con movilidad reducida, niños en carrito, etc.
Casi al final del recorrido hay una sorpresa bastante bonita y la princesa Zeta me ha dicho textualmente: "mamá, no se te ocurra contarla", así que a callar.
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La Cueva de los Verdes |
Arrieta.
Ya en ruta nos recomendaron ir a comer al Restaurante Amanecer, en Arrieta. Hicimos muy bien en hacer caso a la recomendación. Los camareros fueron super agradables y la comida buenísima. Probamos por primera vez las lapas y el mousse de gofio. Nos pusieron también varios pescados del día que no podían estar más ricos.
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Arrieta |
El Mirador del Río.
El Mirador del río también es obra de César Manrique. Se encuentra en lo alto del Risco de Famara a más de 400 metros de altitud y se pueden admirar unas espectaculares vistas del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, con la isla de La Graciosa en primer lugar.
Según llegamos nos dimos cuenta de que había muchos coches aparcados un poco antes de llegar al parking del mirador. Suponemos que estaban viendo las vistas desde fuera del mirador, supongo que para no pagar la entrada. Pero considero que para una vez que vas merece mucho la pena pagar la entrada.
A nosotros nos pilló un día con mucho viento y daba bastante miedo salir al exterior porque parecía que ibas a salir volando, por no hablar de las alturas, pero aún así es precioso de ver. Si no te apetece estar mucho tiempo fuera, también puedes tomarte un café frente a los enormes ventanales, con La Graciosa y el Río a tus pies.
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El Mirador del Río |
Sentados frente a esos ventanales se nos hizo la hora de cierre del lugar. Para volver al hotel cogimos otra ruta distinta a la de la ida, bordeando la isla por la parte norte. La carretera es bastante estrecha y con muchísimas curvas, sobretodo hasta llegar al mirador de Haría, donde hay preciosas vistas del volcán de La Corona.
Según volvíamos nos ocurrió una cosa bastante graciosa. Habíamos parado para cambiar de conductor y una pareja paró su coche justo enfrente, en dirección contraria. Nos preguntaron cómo llegar a la Caleta de Famara, se habían quedado sin batería en los móviles y no tenía gps. Resultó que iban en dirección contraria unos cuantos kilómetros.
Aquí puedes ver lo que hicimos los siguientes días.