El fin de semana pasado hicimos de Tadeo Jones, es decir, de arqueólogos aficionados. Aunque sólo fue por un rato.
En el cole nos hablaron de esta actividad para padres e hijos que se ha estado celebrando durante estos últimos dos meses en el Circo Romano de Toledo. Y la verdad es que ha estado muy interesante.
Lo mejor ha sido que, los padres por un lado y los hijos por otro, hemos desarrollados distintas actividades. A los padres se nos dio un mapa del Circo Romano y teníamos que buscar varias cosas utilizando este mapa y los paneles informativos: una huella de romano, una lucerna (lampara romana) y un arco romano. Pues lo bueno es que tardamos más del doble del tiempo que nos habían dado en encontrar todas las pistas. En fin, que los padres no teníamos precio como exploradores.
Por otro lado, los niños estuvieron excavando para encontrar objetos romanos, pero como recalcaron después "no fue en la tierra, mamá, sino en unas cajitas". A ellos se las van a dar con queso.
Y hasta hicimos una actividad práctica: prender una lucerna con aceite y una mecha.
Al final realizamos una visita guiada por el circo, que nos sirvió para entender un poco mejor el patrimonio que tenemos y del que, por desgracia, no somos conscientes.
Aunque pueda parecer lo contrario, nos dijeron que este circo está muy bien conservado y es uno de los más grandes de la Hispania. Últimamente se han hecho varias actuaciones en él para evitar, entre otras cosas, que se utilizara como aparcamiento. Aunque, desgraciadamente, se sigue utilizando como zona de botellón, como pudimos comprobar el domingo por la mañana.
Les gustó tanto que incluso ya de vuelta nos decían que cuándo podíamos volver otra vez.
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