Como no puede ser de otra manera, si vas a Chicago tienes que ir a ver un partido de los Chicago Bulls. Aunque no te guste el baloncesto (ni el fútbol), como es mi caso. Pensándolo bien, hace un par de años fui a ver a la selección española de baloncesto y no estuvo mal, me pareció bastante entretenido. Claro, que un partido de la NBA no tiene nada que ver con un partido de baloncesto en España, aunque juegue Pau Gasol.
Las entradas se tuvieron que sacar con bastante antelación y nos costaron una pasta, a pesar de estar sentados en el quinto pino. Para mí mereció totalmente la pena, una espectáculo así no lo puedes ver todos los días.
La cosa empezó por la tarde, cuando dejamos a los primos al cuidado de una niñera para irnos en autobús al United Center, que es un pabellón deportivo compartido por los Bulls de la NBA y los Blackhawks de la NHL (éstos juegan al hockey). Pues este polideportivo nos pillaba justo en la calle paralela a donde nos alojábamos, eso sí, a unos 8 kilómetros y 25 minutos en autobús.
Después de dar casi la vuelta entera para dar con nuestra puerta pasamos al interior, donde hay mucho control para que no puedas pasar nada extraño. Como estaba prohibido pasar con armas, tuvimos que dejarlas fuera. ;) Para un europeo parece increíble este tipo de prohibiciones, pero claro, estábamos en Estados Unidos.
Cuando entras, la cosa ya impone bastante y te das cuenta de que son los reyes del show. En la planta baja había un grupo tocando en directo y en la primera planta había un dj poniendo música.
Según vas por el pasillo entrando a la zona de las gradas, ya se nota el ambientazo que hay en el interior y cuando ves la pista, las gradas llenas de gente, el murmullo, las luces, la música, ..., se te ponen los pelos de punta.
No hubo ni un segundo para el aburrimiento. Las cheerleaders sólo salieron un momento al principio y al final del partido. La verdad es que suponía que saldrían en cada descanso, pero no fue así. En los descansos salieron niños bailando, niños cantando e incluso acróbatas. Hasta tiraban desde el techo pequeños paracaídas con algún tipo de regalo que no vimos, ya que estábamos sentados muy lejos. Todo un espectáculo. Y para espectáculo el del señor que vendía las cervezas por nuestra zona, que debía llevar comisión de los 8 dólares que valía cada una por lo que se lo curraba el hombre.
Durante el partido no paraban de anunciar que si los Bulls conseguían más de 100 puntos darían hamburguesas de McDonalds a todos. Al final consiguieron 103 puntos frente a los Nicks de Nueva York, pero nos quedamos sin hamburguesas, ya que había que haber pedido el ticket antes. Pues ya lo sabemos para otra vez.
Otra cosa muy curiosa es que a la salida del pabellón había chicas sujetando carteles donde se leía algo así como "Conduzca con seguridad".
Un espectáculo deportivo totalmente recomendable y que me gustaría repetir.
Jo q envidia Eva, debe ser impresionante..... has ido a uno aqui en España, en el palacio de deportes, ni comparación con lo que cuentas....
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