viernes, 22 de mayo de 2015

La planta de tomate

La semana pasada, el príncipe A fue al vivero. Estaba muy ilusionado con la excursión. Es que eso de montar en autobús con sus compañeros de clase mola mucho.

La excursión al vivero es una de las que suelen hacer casi todos los años en el cole, aunque ya habíamos estado con él en el vivero, en la jornada de puertas abiertas que celebran todos los años.

Vino diciendo que había aprendido que hay que cuidar los árboles y las plantas y que hay que regarlas muy poquito. Aparte de un sombrero de explorador que le regalaron allí, trajo una planta de tomate, que la pobre no tenía muy buena pinta.

Así que hemos decidido trasplantarla a una maceta mientras esperamos poder llevarla al pueblo, al huerto de la abuela.

No veo claro lo de comer tomates de esta planta. ;)


2 comentarios:

  1. Esos tomates hay que probarlos! ya me irás avisando cuando crezcan. Jeje!

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  2. Pues resulta que como estaba el tronco un poco torcido, alguien se ofreció a ponerle un palo para enderezarlo y, oh, ¡sorpresa!, ahora el tronco está roto. Me han dicho que igual puede echar tallos por abajo, ya veremos. :(

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