viernes, 30 de diciembre de 2016

Crema de turrón

Este ha sido el postre que hemos puesto este año en Navidad, que nos ha tocado ser anfitriones por primera vez. También lo volveremos a hacer para Nochevieja.

La receta está sacada de la página de webos fritos y es sencillísima y rapidísima de hacer. Incluso mejor hacerla de un día para otro.

Ingredientes:
  • 1 litro de leche.
  • 200 ml. de nata.
  • 1 tableta de turrón blando.
  • 2 sobres de preparado para flanes.

Elaboración:

Separar un vaso de leche, disolver el contenido de los dos sobres y reservar. 
Desmigar la tableta de turrón.
Poner a calentar el resto de la leche junto con la nata a fuego medio pero dando vueltas con las varillas para que no se pegue.
Añadir a la mezcla anterior el turrón y seguir removiendo hasta que se disuelva (quedarán trocitos que son las almendras). 
Una vez disuelto el turrón, añadir el preparado que teníamos reservado y seguir removiendo hasta que empiece a hervir. Probar de azúcar y se es preciso añadir una poca (yo le añadí una cucharadita).
Verter el contenido en vasitos individuales (es mejor poca cantidad porque es un poco denso).
Para que no quede una especie de costra en la superficie, una vez se ha enfriado un poco, tapar con plástico de cocina o papel de aluminio.

Y a disfrutar porque está delicioso.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Otra vez corriendo en Aranjuez

El día acompañó mucho, hacía frío pero con sol. Tardamos un poco en encontrar aparcamiento pero porque llegamos más tarde que otros años. En años anteriores teníamos que llegar mucho antes del inicio de la carrera porque los niños también corrían y sus dorsales se consiguen justo antes de la carrera. Este año fuimos sin niños.

La familia que nos iba a acompañar llegó justo a la vez que nosotros, a pesar del madrugón que se habían tenido que pegar.

La cosa empezó bien, nos pusimos a colocarnos los dorsales en un banco que había al lado de donde estaba aparcado el coche, con la mala suerte de que a un corredor que había calentando por allí, se le ocurrió la genial idea de mearse en nuestro coche. Y mira que había coches. Menos mal que el señor nos confirmó que no había tocado el coche, sólo faltaba.

Y es que el tema de los baños es complicado en una carrera de este tipo. Se forman colas interminables, sobretodo en el de las chicas. Nosotras nos tuvimos que ir después de estar haciendo cola un rato o no llegábamos a la linea de salida. Dejaremos para otro día como resolvimos esa necesidad fisiológica. ;)

Justo llegando a la linea de salida, nos percatamos de que los chicos querían hacer la carrera por su cuenta y es que la comunicación en la pareja está sobrevalorada. Bueno, la verdad es que los entiendo, nosotras somos mucho más lentas, que le vamos a hacer.

Podría decir que disfruté mucho de la carrera y bla, bla, bla, pero estaría mintiendo. Lo pasé bastante peor que el año pasado, creo que me sobraron unos 6 kilómetros de carrera más o menos. En esta ocasión, la experiencia no fue un grado. 

Pero me alegré mucho de ver lo bien que lo llevaba mi hermana para ser una distancia que no corre habitualmente (o eso dice ella ;)). El caso es que ejerció de reportera dicharachera y gracias a eso tenemos un montón de fotos que corroboran que estuvimos allí.

viernes, 16 de diciembre de 2016

El día del frito

El día del frito era uno de esos días que relucía más que el sol, como dice el refrán. Y no hace falta imaginar lo bien que se lo pasarían antiguamente ese día, con la escasez de comida que debía haber por aquel entonces. Lo que se hacía ese día era freír todos los productos que se habían obtenido del cerdo después de la matanza, generalmente las costillas, el lomo y los chorizos, para conservarlos durante un tiempo.

Las costillas y el lomo se habían puesto previamente en adobo y los chorizos habían estado secándose al aire.

El día del frito, se troceaban las costillas y el lomo y se cortaban los chorizos para separarlos. Se freían cada tipo de carne por separado durante un tiempo suficiente, sin pasarse para que no se resecasen mucho. Posteriormente se metían en orzas de barro: los chorizos por un lado y el lomo junto con las costillas por otro. Por último, se rellenaba la orza con aceite de oliva hasta cubrir toda la carne. De esta manera se conservaban estupendamente y, si había suerte, llegarían hasta el verano.

Esta era una manera estupenda de conservar la carne antiguamente, cuando no había neveras. Aunque ahora que las hay, en mi casa también se sigue haciendo este aprovisionamiento de comida, que luego el invierno es muy largo.




La matanza hace muchísimos años que no se hace, tantos que casi ni me acuerdo, pero lo que sí hemos hecho muchos años son los chorizos caseros. Mi madre compraba la carne picada y la adobaba a su gusto. Después, utilizando una máquina de manivela que en sus tiempos movían mi abuelo o mi abuela, la carne iba pasando a la tripa de cerdo que, con mucha habilidad, habían puesto mi madre o mi abuela. Esta tarea requería bastante maña y las veces que nos dejaban probar a nosotras creo que se arrepentían al instante, de lo mal que lo hacíamos.

A los pequeños nos ponían en la sección de atado. Ahí lo dábamos todo, tanto que acabábamos con heridas en los dedos de lo fuerte que apretábamos la cuerda para atar los chorizos.

¡Qué recuerdos!, varias generaciones reunidas en la cocina colaborando en un fin común. Y escuchando las historias que nos contaba la abuela de cuando era pequeña.

Ahora esta tradición familiar está casi en decadencia, más que nada por falta de tiempo y recursos, y mi madre compra los chorizos ya hechos. Pero el día del frito sigue estando ahí. Y ya se ha metido en faena la siguiente generación de la mano de la princesa Zeta, que ha descubierto que le gusta cortar los chorizos y no se le da nada mal. Pero lo que más le gusta es catarlos después, para ver cómo han quedado. Bueno, al resto también nos encanta esto último, para que vamos a engañarnos, que un día es un día, como dice mi madre (casi todos los días).

viernes, 9 de diciembre de 2016

Temporada de setas

Para ir a buscar setas hay que salir pertrechados, aparte de con una cesta y con una navaja, con algún que otro accesorio para la caza o para la defensa: arcos, espadas, escudos, etc. Nunca sabes qué te vas a encontrar por el campo. Y, casualmente, estos accesorios casi nunca vienen en las manos de quien se los ha llevado.

Y mientras unos se dedicaban a inspeccionar el terreno, siempre por en medio de las parcelas, recién labradas o aún rastrojos, o por encima de los cerros, nunca por el camino, otras se dedicaban a intentar encontrar alguna que otra seta. Y mira que era difícil porque, o se escondían bastante bien, o se disfrazaban de piedras.

Cuando encontrábamos alguna, siempre se turnaban para cortarlas. Y no hubo ni uno que no intentase cortarlas por el lado contrario a donde estaba el filo de la navaja.


Y la verdad es que no se nos dio nada mal la recolección, casi llenamos la cesta. Eso sí, como nuestras expectativas no eran muy grandes, nos llevamos una de las cestas pequeñas de la colección de la abuela.



Aunque lo que más les gustó a los niños, que no a las madres, fueron los charcos que se encontraron por el camino. Más de uno tuvo que cambiarse entero de ropa al llegar a casa. Y es que ir con los primos a buscar setas puede ser de lo más divertido.




viernes, 2 de diciembre de 2016

Rollos de canela

Este es uno de esos dulces que me encantan pero que no los veo muy a menudo para comprar. Los últimos creo que los probé de una bolsa que compré en el ikea hace mucho tiempo. Así que busqué una receta fácil en internet para poder hacerlos en casa. Y en esas que me vió el príncipe A, a quien le gusta mucho internet y por estar en el ordenador le da igual ver lo que sea, y me dijo que cuándo la íbamos a hacer. Y así estuvo toda la semana hasta que por fin el viernes tuvimos tiempo para hacerla, porque la receta no se hace en un rato. Y mientras yo comía, ellos iban siguiendo las instrucciones.

La receta original la vimos en el canal de youtube de "Quiero cupcakes", donde la explican muy bien. 
Los ingredientes que utilizamos nosotros para la masa fueron:
  • 500 gr. de harina.
  • 80 gr. de azúcar.
  • 60 gr. de mantequilla blanda.
  • 2 huevos.
  • 200 ml. de leche.
  • 5,5 gr. de levadura seca de panadería.
  • una pizca de sal.
Elaboración de la masa:
Se baten bien los huevos y se va añadiendo la leche sin dejar de batir. Se añade el azúcar y la levadura. Se bate todo durante unos 10 minutos. (En este punto vienen muy bien los refuerzos).
Se va añadiendo la harina tamizada junto con la sal. Amasar durante un buen rato, como 10 minutos porque lo hicimos a mano (no teníamos utensilio para amasar). 
Añadir la mantequilla blanda y volver a amasar otros 10 minutos. Primero lo intentamos en el bol pero como se quedaba demasiado pegajosa la masa empezamos a amasarla encima de la encimera con un poco de harina. En este punto, el príncipe A dijo que ya estaba cansado y se fue.  Después del amasado ya no está tan pegajosa.
Se engrasa un bol y se pone la masa dentro, en forma de bola. Se tapa con plástico de cocina y se deja fermentar unas 2 horas a unos 20ºC.

Al amasar esta mezcla me surgieron dudas de cómo estaría quedando la masa y se lo comenté a la princesa Zeta:
-¿Tú crees que nos está quedando la masa como en el vídeo?
-Sí, y si no, será porque nos ha quedado mejor.

Ingrediente para el relleno:
  • 150 gr. de azúcar.
  • 120 gr. de mantequilla blanda.
  • 1 cucharada de canela en polvo.
  • 1 cucharadita de cacao en polvo.

Elaboración del relleno:
Poner la mantequilla en un bol y añadir el azúcar, la canela y el cacao. Integrar todo con una espátula.

Una vez ha fermentado la masa, espolvoreamos con harina la encimera y amasamos, estirando y recogiendo hacia el centro durante 2 minutos.
Estiramos la masa con el rodillo formando un rectángulo.
Untamos el relleno por toda la superficie menos por uno de los bordes, que servirá para que una vez enrollado se pueda pegar.
Enrollar la masa con mucho cuidado y pegar el borde final con un poco de leche.
Cortar todo el rollo en porciones de unos 2 centímetros, aunque esto es a gusto.
Colocar los trozos en una bandeja de horno sobre papel de hornear, tapar con un trapo y dejar una hora más de fermentación. También se pueden poner los trozos juntos en un molde.
Pasada la hora, pincelar con huevo antes de meterlos al horno precalentado.
Hornear a 180 ºC durante unos 20 minutos. Sacar y dejar enfriar sobre un rejilla.

Y a disfrutar de este rico postre. :)